Este curso nos propusimos como objetivo fundamental la creación de varios clubes de lectura, pero no podíamos ni imaginar que se iban a consolidar tanto el club de lectura de profesores y el de padres y madres.
Empezamos con un clásico: Drácula de B. Stoker, que nos dejó fascinados por su construcción como novela. Después leimos Las leyes de la frontera de nuestro paisano Javier Cercas, que gustó muchísimo porque el tema interesó mucho. Pensamos que una lectura más breve como Intemperie de Jesús Carrasco sería como un descanso en el ecuador del trayecto lector, pero fue una lectura muy intensa y que nos dejó impresionados por su temática y su lenguaje. Después nos metimos en la lectura de El guardián invisible de Dolores Redondo que nos dio a conocer un paisaje y un personaje impresionante y muy bien construido como el de Amaia Salazar. Aunque las tareas de final de curso son absorbentes, no nos han impedido meternos con entusiamo en la lectura de El aire que respiras de Care Santos, novela histórica y que tiene como protagonista a los libros. Muy bien escrita y muy bien construida.
Año publicación: febrero de 2013
Autora: Care Santos Biografía
Es una novela que no se pude leer de un tirón, voluminosa y con material variado, necesita un lector atento, perspicaz y minucioso. Una novela histórica más, ambientada en la época de la invasión napoleónica a comienzos del siglo XIX.
Su título procede de un verso de la poeta romántica extremeña Carolina Coronado.
Por la novela pululan un sinfín de personajes históricos, algunos conocidos y conocidísimos, y otros desconocidos para la mayoría de los lectores. Los personajes de ficción también se enmadejan en la novela como si fuesen reales. Pero este momento histórico, se cuenta en paralelo con una historia situada en el siglo XXI y que arranca alrededor de la librería Palinuro de Barcelona de libros antiguos. La narradora es amiga de Virginia la hija del librero muerto, Rogés.
La autora utiliza diversas fuentes para componer su novela . El Diccionario de Excéntricos y Egocéntricos en la Barcelona de antaño es uno de ello, pero también nos encontramos con bandos, artículos del Código Penal. edictos...
"En efecto, Josep Xifré Casas, el millonario que construyó las casas que llevan su nombre, nació en Arenys de Mar en 1777. Su padre ya había iniciado el comercio con América con éxito, ya que llegó a tener cuatro bergantines de su propiedad, pero acabó en la ruina por culpa de los azares del destino. Fue su cuarto hijo, Josep, quien se encargó de reflotar la economía familiar y de reunir una inmensa fortuna que le convirtió en el hombre más rico de España. Cuba fue el escenario de sus triunfos. Como en las mejores historias de indianos, llegó allí con lo puesto, pero al cabo de pocos años ya tenía en aquella isla un floreciente negocio de pieles, varias haciendas de caña de azúcar y de tabaco, y más de 700 plantaciones de café. Contaba, claro está, con numerosos esclavos, circunstancia que añade un nuevo elemento novelístico a su vida.
Josep Xifré acabó casándose en Nueva York, en 1818, con la hija de su agente en esta ciudad, Judith Downing, de una belleza excepcional. Él tenía 41 años y ella tan sólo 17. Se instalaron durante unos años en Cuba y tuvieron un único hijo, Joseíto, pero en 1823 decidieron instalarse en Nueva York, donde Xifré se asoció con el banquero de origen gallego Peter Harmony y se dedicó a las altas finanzas y al negocio de la construcción. En 1829, los Xifré regresaron a Cataluña, aunque la esposa, fascinada por la alta sociedad, prefirió instalarse en París. En la capital francesa se hizo amiga, por cierto, y al parecer amante, de los escritores Prosper Mérimée y Stendhal.
En 1840, Xifré se instaló en la planta noble de las Cases d'en Xifré y continuó aumentando su fortuna y su anecdotario. Intentando copiar lo que había visto en Nueva York, creó en Barcelona un cuerpo de bomberos del que se autonombró capitán y no tardó en convertirse en el hombre de referencia de la sociedad catalana. En 1850 le propusieron como alcalde, pero rehusó. Murió, inmensamente rico, en su mansión de Horta en 1856 y está enterrado en Arenys de Mar."
Xavier Moret, El País, octubre de 2004
Hoy 22 de mayo he terminado la lectura de esta novela de Care Santos y que me ha proporcionado tanta delectación y gusto. Y me ha resultado grato que haya manejado en su extensa y curiosa bibliografía la obra de Carmen Fernández-Daza sobre Carolina Coronado. Su desenlace no ha podido ser mejor. Aparte de la historia de unos libros singulares y de la trama de la propia novela, el ambiente histórico está muy bien conseguido y la transformación urbanística de Barcelona urdida en aquellos años y que apuntan hacia la modernidad.
Cada novela que hemos leído, como comentó Marisa, ha tenido su atractivo; todas las lecturas han sido apasionantes, ésta también. Hemos coincidido en que se lee muy bien, que te atrapa y no puedes dejar su lectura. Nos ha gustado su localización en Navarra, las descripciones de esos maravillosos paisajes del Baztán, del bosque, de Irati, de Elizondo, de Pamplona, aunque a algunas les ha parecido que esta localización le resta universalidad. El personaje de Amaia está muy conseguido, su propia historia es apasionante, casi más que los crímenes de las niñas que investiga. Su pasado condiciona su presente y es causa de su tormento que le impide, entre otras cosas, su maternidad. La investigación de los asesinatos nos lleva a conocer la vida de la inspectora Amaia, de su pareja James, y de sus hermanas Flora y Ros y su tía Engrasi. Alrededor de Amaia pululan compañeros de trabajo y familiares que entrelazan la trama de esta novel negra.
También se ha comentado que es una novela comercial, que algunos elementos son forzados, como la "mitología vasca" o su salto telefónico a Orleans para resolver el crimen. Tampoco algunas lectoras les ha gustado la resolución tan rápida y precipitada del final.
Pero, en general, creemos que es una buena o aceptable novela negra que atrapa al lector, que entretiene y que toca temas muy actuales. La recomendamos.
Ainhoa Elizasu fue la segunda víctima del basajaun, aunque entonces
la prensa todavía no lo llamaba así. Fue un poco más tarde cuando
trascendió que alrededor de los cadáveres aparecían pelos de animal,
restos de piel y rastros dudosamente humanos, unidos a una especie de
fúnebre ceremonia de purificación. Una fuerza maligna, telúrica y
ancestral parecía haber marcado los cuerpos de aquellas casi niñas con
la ropa rasgada, el vello púbico rasurado y las manos dispuestas en
actitud virginal.
Cuando la avisaban de madrugada para acudir al
escenario de un crimen, la inspectora Amaia Salazar siempre realizaba el
mismo ritual: apagaba el despertador para que no molestase a James por
la mañana, cogía su ropa y su teléfono formando un montón y bajaba muy
despacio las escaleras hasta llegar a la cocina. Se vestía mientras
tomaba un café con leche y dejaba una nota para su marido, para meterse
después en el coche y conducir absorta en pensamientos hueros, ruido
blanco que siempre ocupaba su mente cuando despertaba antes del amanecer
y que la acompañaban como restos de una vigilia inconclusa, a pesar de
conducir durante más de una hora desde Pamplona hasta el escenario donde
una víctima esperaba. Trazó una curva demasiado cerrada y el chirrido
de las ruedas le hizo tomar conciencia de lo distraída que estaba; se
obligó entonces a prestar atención a la sinuosa carretera ascendente que
se adentraba en los tupidos bosques que rodeaban Elizondo. Cinco
minutos más tarde detuvo el coche junto a una baliza y reconoció el
deportivo del doctor Jorge San Martín y el todoterreno de la jueza
Estébanez. Bajó del vehículo y se dirigió a la parte trasera, de donde
sacó unas botas de goma, que se calzó apoyada en el maletero mientras el
subinspector Jonan Etxaide y el inspector Montes se acercaban.
–Pinta
mal, jefa, es una cría. –Jonan consultó sus notas–. Doce o trece años.
Los padres denunciaron que la chica no había llegado a casa a las once
de la noche.
–Un poco pronto para poner una denuncia por desaparición –opinó Amaia.
–Sí. Por lo visto llamó al móvil del hermano mayor hacia las ocho y diez para decirle que había perdido el autobús a Arizkun.
–¿Y el hermano no dijo nada hasta las once?
–Ya sabe: «Los aitas
me van amatar. Por favor, no se lo digas. Voy a ver si el padre de
alguna amigame lleva». Total, que se calló la boca y se puso a jugar a
la PlayStation. A las once, cuando vio que su hermana no llegaba y la
madre comenzaba a ponerse histérica, les dijo que Ainhoa había llamado.
Los padres se presentaron en la comisaría de Elizondo e insistieron en
que a su hija le había pasado algo. No contestaba al móvil y ya habían
hablado con todas sus amigas. La encontró una patrulla. Al llegar a la
curva los agentes vieron los zapatos de la chica al borde de la
carretera –dijo Jonan señalando con su linterna hacia un lugar al borde
del asfalto, donde unos zapatos de charol negro y tacón medio brillaban perfectamente alineados. Amaia se inclinó para verlos.
LA AUTORA
Dolores Redondo (Donostia-San Sebastián, 1969) estudió
Derecho y Restauración gastronómica, y durante algunos años se dedicó a
distintos negocios. Comenzó escribiendo relatos cortos y cuentos
infantiles, y la novela Los privilegios del ángel. Vive en la
ribera navarra, donde ya está escribiendo su próxima obra con la
inspectora Amaia Salazar como protagonista y que es la segunda entrega
de su trilogía del Baztán. El guardián invisible es ya un
fenómeno editorial con su próxima publicación en diez lenguas y la venta
de los derechos cinematográficos al mismo productor que apostó por la
trilogía Millennium, de Stieg Larsson.
¿Qué es un basajaun? Es un gigante de la mitología vasca que vive en los bosques, en Irati por ejemplo, es "El Señor del Bosque". Una especie de Yeti, ogro o trolls. Lee más...
ALGUNAS IMÁGENES DE ELIZONDO Y SUS ALREDEDORES
Es la primera novela de un escritor nacido en Badajoz en 1972. Diseñador gráfico.
La novela cuenta una historia de un niño que se escapa de su casa y se esconde primero en un escondrijo. Agazapado espera a que la partida que le busca y persigue pase. Ante él una llanura infinita y el deseo de escapar hacia el norte y huir. Su encuentro con un cabrero en esa llanura infinita le abre las puertas a la supervivencia y al aprendizaje de una vida digna. Es un relato duro y crudo en algunos momentos cosido con un lenguaje preciso, sin adornos, rural. El alguacil y sus hombres persiguen al chico. Pocos personajes en un horizonte abierto, arquetípicos ya que no tienen nombres. El relato es lineal, hay muy pocos datos o alusiones a lo que ha ocurrido, es una huida hacia adelante y no hay vuelta atrás. Apenas hay nociones espaciales y temporales concretas, quizás la moto con sidecar nos remita a un tiempo concreto histórico, el mundo rural duro y empobrecido, la emigración, el despoblamiento. El territorio tiene una presencia importante como ocurre en las grandes novelas (Macondo, Comala, Región )y es determinante en el desarrollo de la historia y en la configuración de los personajes.
A las lectoras y lectores del club, en general, nos ha parecido una excelente novela por el uso del lenguaje tan detallista y rico, tan preciso y tan rural. Hemos tenido que echar mano del diccionario. El título tan simbólico nos ha parecido acertadísimo. La dureza de la historia ha estremecido las conciencias, pero ha gustado la delicadeza en el tratamiento de un tema tan duro y escabroso. No ha dejado indiferente a nadie.Y entre sorbo y sorbo de té y cucharada y cucharada de tiramisú hemos ido desgranando nuestras impresiones sobre la novela de Jesús Carrasco, tan arquetípica, pero tan cercana para la mayoría. Y hemos apuntado también las semejanzas con Miguel Delibes o con la dureza y la violencia de Pascual Duarte de C.J. Cela y con La carretera de Cormac McCarthy. ¿Un western ibérico?
FICHA TÉCNICA
Título Las leyes de la frontera
Autor Javier Cercas
Fecha de publicación Septiembre de 2012
Editorial Mondadori
Colección Literatura Mondadori
ISBN
9788439726883
Temática Novela de nuestro tiempo.
Formato, páginas Tapa dura, 384
Idioma Español
Precio 21,90 €
Rango de edad Adultos
SINOPSIS
La historia se remonta al verano de 1978, cuando España está en plena Transición y se están dando los primeros pasos a una sociedad democrática. Ignacio Cañas es un charnego, un extremeño en la Cataluña de los años 70, pero de clase media, que conoce y entra por una serie de circunstancias vitales en la banda del Zarco, un qinqui que vive a pocos metros de su barrio, pero al otro lado de la frontera. Cañas, de dieciséis años, se siente atraído por Tere, la chica que acompaña al Zarco y que también forma parte de la banda. El sexo, las drogas, los atracos son las diversiones de la banda. Con el fin del verano y con la desarticulación de la banda por la policía termina la aventura de Cañas en la banda del Zarco, vuelve al colegio de los Maristas y a su nueva vida con otro amigos y otras chicas hasta que termina el bachillerato y se va a Barcelona a estudiar Derecho. Pero su vida cambiará para siempre y eso lo comprobamos treinta años después cuando un escritor, a petición del propio Cañas está escribiendo la verdadera historia del Zarco y mantiene entrevistas con el propio Cañas, con el policía que desrticuló la banda, el inspector Cuenca, y con el director de la cárcel de Gerona. Aunque ya al comienzo de la novela sabemos que no nos vamos a encontrar con la historia del mito del Zarco, sino con la historia de Ignacio Cañas, el Gafitas, y su historia de amor con Tere por una casualidad y por una situación complicada en su paso a la vida adulta al encontrarse de frente con el mal llamado Batista y con la soledad de un adolescente en plena fase de transformación. Por eso nos encontramos con una novela en la que se busca la verdad, que no es absoluta, sobre las consecuencias de nuestros actos y sobre los límites de la libertad.
LA NOVELA
Esta estructurada en dos partes, cuyo elemento de unión es la conversación del escritor con los diferentes personajes protagonistas y testigos de los hechos::
La PRIMERA PARTE (MÁS ALLÁ) se compone de 9 capítulos que abarca el relato del verano del 78. Es un relato de iniciación muy barojiano. Los capítulos 7 y 8 son capitales en la narración. El séptimo es muy ágil desde el punto de vista narrativo, trepidante en algunos momentos (págs. 138 y 139), es el relato de Cañas sobre el último atraco de la banda.. El octavo, el relato del inspector Cuenca, es un punto de vista difrente de los mismos hechos y que contiene el acto amoroso más generoso de toda la novela y de una ternura maravillosa:
"querer a los hijos es fácil; lo difícil es ponerse en su piel. Yo no he sabido ponerme en la piel del mío, y por eso ha pasado lo que ha pasado. (...) En cuanto a usted, ¿qué ganaría metiéndole en la cárcel? Piénselo bien. Nada." ((pág. 160).
La SEGUNDA PARTE (MÁS ACÁ) tiene 12 capítulos y un epílogo y se sitúa temporalmente entre 1999 y 2006. Aquí es donde nos encontramos con los temas vividos en la Primera parte: las motivaciones de nuestros actos y sus consecuencias, la libertad y sus límites, las incertidumbres e inseguridades del ser humano, la falta de certezas, las distintas perspectivas de la realidad, la búsqueda de la verdad de los hechos, de los sentimientos propios y de los otros y su carácter inasible. Esta segunda parte atrapa al lector por las continúas sorpresas que nos va destapando el relato y que llegan hasta las últimas línes del relato.